Después de que sus dos padres fueran víctimas de atentados suicidas, Sita empezó a desconfiar de la religión. Desde entonces, el objetivo de Sita en la vida ha sido uno solo: encontrar a la persona más pecadora y, cuando esa persona muera, Sita quiere entrar en su tumba para demostrar que el tormento de la tumba no existe y que la religión no es real. Sin embargo, por supuesto, hay consecuencias nefastas para los que no creen.